Modificar el estilo de vida y adquirir hábitos saludables resulta muy importante para reducir el riesgo cardiovascular y reforzar el efecto del tratamiento farmacológico.
Restricción de sal: Está demostrado que un consumo excesivo de sal está asociado a un aumento de la hipertensión arterial. Además, debe seguir una dieta cardiosaludable con un consumo adecuado de verduras, frutas, pescado, pollo, aceite de oliva, etc.
Moderación consumo alcohol: Un consumo excesivo de alcohol provoca un aumento de la presión arterial además de otros daños orgánicos importantes. Limitar el consumo de alcohol a 2 vasitos (100 ml) al día los hombres y 1 vasito (100 ml) al día las mujeres (siempre que no tenga sobrepeso ni los triglicéridos elevados).
Reducción de peso: la reducción del peso corporal está relacionada con una reducción de la presión arterial y además puede reforzar el efecto de la medicación antihipertensiva.
Actividad física: la actividad física regular reduce los niveles de presión arterial, además de ayudar a la reducción de peso corporal.
Abandono del tabaco: El beneficio es constante y en pacientes con enfermedad cardiaca establecida se considera una medida muy efectiva.
Medir la tensión arterial periódicamente.
Consulte cualquier duda con su médico o enfermero.